Este 2010, el colegio Sagrado Corazón (mi colegio, desde hace ya un tiempito bastante largo) cumplió sus primeros 75 años de vida. Y entre tantas cosas lindas que pasaron, se destaca un acontecimiento que nos hizo sonreír a todos los miembros de esta comunidad educativa: la restauración e inauguración de la “Casita Javier Fernández”.
Para explicar bien la importancia y el significado que tiene este nuevo espacio, es necesario hacer un poco de historia. A principios del año 2005, el profesor Javier Fernández, quien daba las clases de Redacción Periodística en el colegio, decidió formar un grupo solidario entre los alumnos, con la intención de brindar apoyo escolar en barrios carenciados. Así nació Piuqué, que contó desde la primera reunión con el apoyo incondicional del profesor de Cine y catequista, Martín Miranda. Así, Javi y Martín pusieron en marcha un grupo de jóvenes que se reunían para ayudar a los que los necesitaban.
En medio de este crecimiento, que fue apoyado totalmente por las autoridades del colegio y que contó con la adhesión de muchísimos alumnos, sucedió algo que todavía no nos podemos explicar. La muerte de Javi fue algo que descolocó a todo el colegio, pero especialmente a aquéllos que más lo conocían: sus alumnos, sus amigos, y por supuesto, los miembros de Piuqué. Pero a pesar de la tristeza enorme y el desconsuelo, todos supieron que la mejor manera de homenajear al creador de este proyecto hermoso sería precisamente no abandonarlo, hacerlo crecer, sumarle fortaleza. Seguir trabajando, en definitiva, “por los pibes”, como a Javi le gustaba decir.
Y fue por eso que Piuqué siguió adelante, con toda la fuerza y el empuje que le pusieron sus miembros. Y en febrero de este año surgió desde una reflexión entre los coordinadores, la idea de brindarles un espacio físico a los jóvenes, especialmente a los egresados que, al terminar el colegio, perdían un poco el contacto con el grupo. Así fue como se sumó a la tarea de ayudar en el barrio, la de aportar algo a la comunidad de origen. Y luego de muchos meses de esfuerzo y dedicación, los piuqueteros lograron reformar y ambientar un espacio que les cedió la escuela, y convertirlo en un centro cultural abierto a toda la comunidad, no sólo del colegio sino también de Castelar.
El 23 de octubre se inauguró La Casita (como la conocemos los que tanto la escuchamos nombrar) con una muestra fotográfica titulada “Persistencias de la conquista”. Participaron también los músicos María José Galliano (Pata) y Sergio García Marín (Checho), ambos miembros de la banda Doña María.
La Casita está abierta desde ese momento e invita a quien quiera exponer, cantar, actuar, leer o utilizar este espacio de cualquier forma artística a acercarse. ¿Querían más pruebas de que cuando los jóvenes se movilizan hacen posibles realidades maravillosas? Bueno… acá hay una.