En este número que celebra especialmente a las mujeres, Castelar Sensible comparte una entrevista a la “mamá” de un comercio de ropa femenina que es símbolo de calidad y buen gusto. Les proponemos conocer a una dama fiel a nuestro querido barrio, que se apasiona con su trabajo, porta el don de realzar la belleza única de cada mujer y cultiva la gracia de ser tradicional…y siempre de vanguardia.
¿Desde cuándo te dedicás a la moda Beatriz?
Era re chiquita. No sé si tenía 18 años…, relata mientras se le humedece la mirada al reconocer de pronto el largo camino recorrido.
Estudiaba la carrera de analista de sistemas y me presenté para un trabajo administrativo en Florida y Maipú. Cuando la gerenta me pidió que diera una vueltita me puse colorada evidenciando mi incomodidad y ella me explicó que estaban empleando mujeres con determinada presencia para ser asistentes en el salón de ventas. Aquella empresa era Marilú Bragan, que aunque yo no lo sabía, en esa época era uno de los negocios mas reconocidos de ropa femenina. Importaban la marca francesa Lanvin y también diseñaban sus propias líneas. Me tomaron para acompañar a las vendedoras del salón Vip donde aprendí muchísimo y luego me ofrecieron pasar a la sucursal exclusiva de Alvear y Callao.
Con el tiempo renuncié y me fui a trabajar a una agencia de publicidad. Entonces la mamá de un amigo me pidió que le diera una mano vendiéndole ropa entre mis conocidos. Dos años más tarde comprendí que eso era lo mío y, atenta a la certeza de “me tengo que poner un negocio” en pocos días alquilé un local chiquito sobre Arias y arranqué con lo que hoy sigo eligiendo y agradeciendo.
En la actualidad quiero que quienes deseen comprar sus prendas en Castelar tengan opciones como en los mejores shoppings. Nuestra gente se lo merece”
¿Por qué en Castelar?
Yo vivía con mi mamá en Lomas del Mirador; Michi mi marido –entonces de novios– era de Lugano y teníamos unos amigos en Parque Leloir. Un Domingo que estábamos de visita por esta zona conocí Castelar y me encantó. Miguel, el amigo que te cuento, era súper emprendedor y no dudó en “empujarme” a preguntar por el local que se alquilaba al lado de Bogani. Hablé con Delia, la dueña, esa misma tarde lo señé, renuncié a mi trabajo y me mandé. Era Septiembre de 1984 cuando abrimos. Yo tenía claro lo que quería ofrecer: ropa para mujer que no fuera adolescente pero que gustara de lo moderno. Traje las marcas “Vidrio”; “Sathya”; “Silvia Wolk”; “Chocolate”; “Peter Fox”… Fui sensible a lo diferente. Pasé épocas terribles pero nunca dejé de apuntarle a lo bueno, original, de calidad. Es muy emocionante saber que así construimos cada paso de este camino que está cumpliendo 28 años en el que nunca dejamos de sintonizar con las necesidades que surgían. En la actualidad quiero que quienes deseen comprar sus prendas en Castelar tengan opciones como en los mejores shoppings. Nuestra gente se lo merece. Por eso incorporamos las promos con tarjetas de crédito pero sin abandonar la cuenta corriente que es la “exclusividad” del barrio. Y seguimos con los descuentos al contado.
Un negocio con nombre propio
Había que inaugurar el local y yo no tenía ni idea de qué nombre ponerle. Acepté el consejo de ese amigo que insistía en bautizarlo con el mío y así fue. No se usaba tanto como ahora lanzarse con nombres verdaderos; pero yo me animé. Y no me arrepiento.
Llegó la mudanza, el casamiento, el hijo tan deseado…
A los tres años se venció el contrato y era evidente que necesitábamos un espacio más grande. Entonces alquilamos el local en el que aún seguimos, sobre Arias a metros del pasaje Campana. Al año nos casamos; vivíamos lejos y cuando pensamos en agrandar la familia decidimos comprarnos la casita en Castelar. Después de mucha espera llegó Axel para ponernos el alma de fiesta y enraizar nuestro cariño por este barrio.
Con el tiempo se presentó la oportunidad de hacer realidad la fantasía que se me aparecía reiteradamente: yo veía un negocio “haciendo esquina”. Así nació la casona de Sarmiento y San Pedro que es el espacio que soñé para ofrecer a mis queridas clientas, aunque decidimos continuar también con nuestra sucursal de Arias que tiene sus fanáticas. Pasamos muchas dificultades; la familia apoyó mucho, hicimos sacrificios; pero cada peldaño valióla pena. Y se lo agradezco tanto a Dios… Hago lo que amo y soy feliz con esto.
Captar la esencia… ¿Cómo sabés lo que va a gustar?
No sé cómo explicarlo. Veo una colección donde hay mil artículos, voy hacia un perchero y frente a determinadas ropas siento “es esto”. Me hace una cosa adentro. Y hay otras que aunque sean hermosas sé que no son para “mis” clientas. Yo voy comprando y se me aparecen las mujeres a las que imagino vestidas con lo que toco. Y me juego. Tengo como una antena. Y un vínculo muy especial con mi gente. Hay cosas que aprendí y otras que no sé, me vienen solas. Y me fascina que así sea; tiene que ver con mi pasión por lo que hago.
Esa pasión que transmite y agradecemos. Esa pasión que nos impulsa a que lo lindo de adentro…también se luzca afuera. Felicidades y Gracias Beatriz Novoa y equipo!
Mirada de experta. Colores y texturas para iluminar nuestra Primavera Verano 2012
Aunque a las mujeres argentinas nos cuesta la arruga, viene mucho el lino. Tendremos la comodidad del palazzo, los vestidos, las túnicas y las calzas. Los colores naranja, mandarina, tomate, amarillo limón pueden “explotar” en una prenda o sumarse como detallecito en un pañuelo o accesorio que te modifican un equipo. Vamos del flúo y las estampas divertidas a los pasteles. Todo muy femenino; luminoso, alegre. Hay que elegir lo que nos hace sentir contentas.