La Paula que da nombre al precioso restó que el 23 de Diciembre estará celebrando su Primer Aniversario es Paula Pirichinsky. Nieta de Sara y Julio –dueños del querido local La Avispa que durante 50 años vistió a las mujeres Castelarenses– y mamá de Iara; se define Cocinera. Vivió y trabajó de lo suyo en EE.UU. desde el 99 hasta hace dos años y cuenta que al volver tuvo que buscar en el diccionario qué queríamos decir con la palabra “Gourmet”; un término que –explica con seriedad que provoca risa– por estos lares adoptamos para nombrar a lo que en otros países “es simplemente un sándwich de jamón con pimientos asados y pesto en vez de mayonesa”.
Nuestra sensible Cocinera confiesa que al principio no proyectaba un espacio como el que hoy armaron; “sólo me imaginaba elaborando comidas para llevar”; pero algo que siempre fue certeza es que jamás ofrecería en sus menúes lo que para ella no fuera rico y de calidad.
Mamá Silvia y papá Marcelo empezaron dando una manito –como las hermanas Marisa y Constanza– y hoy se dejaron atrapar en cuerpo y alma por este lindo emprendimiento. Silvia y Paula eligieron cada detalle de la deco para que su público se sintiera “como en el comedor de sus casas” y se esmeran junto a todo su equipo para cuidar los detalles tanto en los menúes como en el trato.
A Castelar le encantó Paula y aunque durante las primeras semanas los amigos y familiares hacían de “extras” para que el salón se luciera con gente; pronto funcionó el “boca a boca” y se fue poblando de clientes reales contentos y agradecidos por esta cálida y sabrosa propuesta. Hoy las familias; las jovencitas que meriendan los domingo a la tarde y los encuentros entre las chicas de todas las edades y a toda hora son el paisaje permanente.
A tan poco rato de haber comenzado a andar ya atesoran anécdotas que certifican la enorme aceptación que cosecharon. Como la de esa clienta agradecida porque “tus Croque me devolvieron el sabor de uno de los mejores momentos de mi vida”; y quien se emocionó –y las contagió– confesando que “tus scones son igualitos a los que hacía mi mamá…”. O esa otra dama que hace poquito les contó que su mamá recién fallecida; habitué del local, en sus últimas horas les rogaba que le llevaran “el Frapuchino de Paula”; un recuerdo triste pero infinitamente valioso para el corazón de esta familia que sigue dejando sus huellas en nuestro barrio; ahora honrando a la comida como comunicadora de afecto.
¡Merecidas Felicidades y larga Vida Hoy y siempre para quienes hacen posible este lugar de encuentro y disfrute!