Nadia Báez: La Mirada del Coraje « Castelar Sensible
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Nadia Báez: La Mirada del Coraje

Antes de que se termine la milonga de noviembre, Nadia entona su estribillo como pocos y provoca la admiración de muchos.

De entrada –nomás– su foto más mentada junto a un teléfono público que perdió cartel, enfrentada al busto de Mariano Moreno que parece tener la mirada perdida.

Ni maradonas ni pataduras juegan a la pelota en la cancha de fobal y escasamente se oye el rumor de la pileta adonde Nadia pespuntea sus sueños.

Nadia es la chica que sonríe en aquella foto cuando ganó la medalla en Londres, la que le hace una finita a cualquier obstáculo, la que cuenta quién es una tarde en la que el calor salió a buscar camorra.

Que es de Moreno y tiene 23, que aprendió a nadar a los siete y por perseguir sus deseos recaló en Castelar seis años atrás.

Nació viendo pero a los nueve meses le detectaron cáncer en ambas retinas; al año, aproximadamente, le sacaron el ojo izquierdo y por los tratamientos su ojo derecho quedó debilitado.

A los quince su visión se estancó y entró en la categoría de ciegos totales mas no se acobardó ni se detuvo.

Su educación fue convencional, se recibió de Bachiller Contable y a la par asistía a la Escuela N° 505 de su barrio donde le daban apoyo escolar, pasaba y ampliaba el material a braille.

Dice Nadia que la natación le aportó aprendizajes, valores, solidaridad y compañerismo y destaca la posibilidad de entrenarse con un equipo de convencionales.

Cuando empezó a nadar tenía alguna referencia pero su poca visión le impedía imitar gestos. Hoy se guía por el andarivel durante los entrenamientos y contando brazadas que varían según el día y el cansancio.

En el CENARD (Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo) conoció a Agustín Loiácono quien se convirtió en su entrenador y le propuso el Mariano Moreno para macerar sus pretensiones.

Para el 2006 arribó al club del cual se siente parte y al que se ausenta sólo los domingos. Muchas gentes la ayudan y le reconocen ese sentido de pertenencia.

Nadia entrena de lunes a sábados sin escatimar esfuerzo y dependiendo la etapa lo hace en dos turnos que complementa con el gimnasio.

En el 2010 comenzó a estudiar Psicología en la UAI de Ituzaingó, por la cercanía con el club, y está terminando el segundo año de la carrera.

Recibe el apoyo de la Secretaría de Deporte y –desde el año pasado– del ENARD (Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo) que asegura que equiparó a los atletas paralímpicos.

Une Moreno, Castelar e Ituzaingó en trenes maltratados y bondis desparejos. Gambetea, aunque no siempre con éxito, carteles, cajones de fruta y bicicletas que estorban en las veredas.

Cuenta que quiere participar, al menos, en dos Juegos Paralímpicos más y cumplir su mayor deseo que es ser campeona olímpica con récord mundial.

Dirá Agustín que es hora de entrenar; Nadia arremete con su rutina mientras la tarde queda deshabitada de misterios.

El busto de Mariano Moreno, que aparentaba tener la mirada perdida, ve como Nadia sonríe en la foto porque desde el podio se siente más cerca de su deseo.

 

Nadia Soledad Báez (Moreno, 1989)

Única nadadora del país en su categoría (S 11, ciegos totales), se fogueó en Beijing donde recibió un diploma y ganó el bronce en los últimos Juegos Paraolímpicos –100 metros pecho– con récord panamericano. Además posee el récord  en 50 metros y una colección de medallas.

La Presidenta le entregó la bandera cuando los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 en representación de la delegación.

Cursa segundo año de Psicología y le interesa la rama jurídico-forense y la psicología de niños.

Durante un torneo conoció a su novio que practica goalball (deporte exclusivo para no videntes) y es abogado.

Arraigada al Mariano Moreno, a Castelar, a su barrio y a todo lo que le apasiona.